lunes, 21 de diciembre de 2009

Artículo a partir del libro "La Organización Escolar: Práctica y Fundamentos" de Antúnez, S. y Gairín, J.




Este artículo pretende expresar una reflexión personal sobre la importancia de los Proyectos Educativos de Centro para desarrollar una óptima gestión de los centros educativos e intentar reflejar, a grandes rasgos, algunos de las dificultades que supone su elaboración y aplicación.

Antes de empezar esta reflexión sobre la organización escolar, debemos hacer una pequeña introducción para aquellos que no sepan a qué nos referimos cuando hablamos de organización o cómo se establece. A sabiendas que la educación se desarrolla en el seno de una organización, es necesario que sepamos que deben existir un conjunto de “pautas y directrices generales o, si se prefiere, un conjunto de guías de acción que sirvan para orientar de manera coordinada y coherente las actuaciones que desarrollan” (Serafín Antúnez. (1995). Revista al contenido y elaboración del PEC), y esta es la función que debe cumplir cualquier Proyecto Educativo de Centro.


Ciertamente la definición y su contenido quedan bien expresados en esta definición, aunque se deben tener en cuenta que, en el contexto en el que la utilizamos, esta no resulta, ni mucho menos, una labor fácil. Vivimos en una sociedad acelerada y cambiante que está en constante progreso, un progreso tan vertiginoso que deja obsoleto todo aquello que entendemos por “!tradicional”, por eso los avances en el campo de la educación deben ir acordes a los cambios socio económicos que experimenta la sociedad. Para ello, los centros educativos se marcan unos objetivos, formas de actuar, ideología, etc. Que quedan englobados en lo que conocemos como Proyecto Educativo del Centro (PEC). Estos PEC deben ser fieles a las intenciones de actuación de los componentes de la organización y ser realistas, es decir, que se planteen unos objetivos que realmente se puedan alcanzar y que se adapten a la realidad que está viviendo esa organización.


En la práctica, por desgracia, muchos de estos Proyectos Educativos carecen de importancia dentro de las directrices del centro y, muchas veces, quedan anticuados o estancados, hecho que dificulta el avance educativo en la práctica.


Es bien sabido que se invierte parte del presupuesto general del Estado en la educación, ya sea en las instituciones educativas o en el campo de la investigación, por eso es necesario que los PEC sigan esta evolución creciente y se actualicen regularmente, conservando su identidad inicial pero adaptándose a los nuevos tiempos.


Remitiéndome a algunos de los problemas, o características básicas, que se plantean en el libro “Organización escolar: Práctica y Fundamentos” de Serafín Antúnez, me gustaría resaltar la importancia de una buena elaboración del PEC desde el inicio.


Se considera que la elaboración del PEC será posible en la medida que exista un auténtico equipo educativo que, superando la estructura jerarquizada, tome como referencia última la globalidad del centro y enfoque sus esfuerzos conjuntamente para establecer unos objetivos comunes. La elaboración en si del proyecto debe ser sentida y consensuada por toda la comunidad educativa, realizándose de la forma más participativa posible. No tendría ningún sentido que unos pocos lo elaboraran con sus ideas, o que si lo fueran modificando una vez creado dejaran al margen a las demás personas que forman parte de la organización. Que una persona tenga un cargo directivo no le da la total libertad para hacer cambios en este PEC sin informar a los profesores e intentar consensuar la decisión que vaya a modificarlo, aunque muchas veces puede suceder por falta de interés de los demás integrantes de la organización.


Está demostrado que como mayor funciona la organización de un centro es cuando se hace de forma conjunta y todo el mundo está de acuerdo con los ideales o formas de aplicación de lo que se define en los proyectos de ese centro, por eso cuesta entender que algunas empresas faciliten modelos predeterminados de proyectos educativos de centro que puede utilizar cualquier organización. Probablemente sean demasiado generales, aunque si se utiliza para construir un proyecto de centro más específico a partir de estas pautas generales me parece legítimo, aunque muchos de los centros, al saber que casi nadie les pide su PEC, lo dejan tal y como lo recibieron, con pocos matices y demasiado general.


A. Serafín también explica en su libro que uno de los pilares básicos de cualquier organización debe ser el trabajo cooperativo y en equipo, aunque en la práctica todo esto supone muchísimo tiempo del que, en muchas ocasiones, no se dispone.


Muchos profesores tienen una sobrecarga de tiempo lectivo, sobretodo en los institutos, por eso esta coordinación, que se debe realizar fuera de horario lectivo con los demás profesores, supone una gran dificultad a la hora de cuadrar horarios. Lo mejor sería tener más profesores con menos faena, que pudieran centrarse más en sus alumnos y pudieran tener más tiempo fuera de sus clases para organizarse con los otros profesores, interactuar con ellos, crear estrategias conjuntas, etc., pero todo esto supone también más dinero, uno de los puntos débiles de nuestro sistema: la mala repartición de los presupuestos.


Otro problema que surge a la hora de organizar al profesorado es que en algunos centros hay mucha circulación de profesores, es decir, que van entrando y saliendo profesores nuevos. Esto también dificulta la organización porque los profesores no llevan un seguimiento prolongado de sus alumnos, por lo tanto no pueden conocer ni sus problemas ni los conflictos que generan con otros docentes, ni pueden estrechar lazos profesionales con su equipo de trabajo.


También considero que la confianza es un factor fundamental para la comunicación entre docentes, confianza que se tiene que ir construyendo constantemente en los centros en que hay muchos cambios de profesores.


Otra dificultad que surge a la hora de elaborar el PEC desde su inicio es que los que pasaran a formar parte de la organización no se conocen entre ellos, por lo tanto no podemos saber con certeza la forma en la que van a trabajar, o si los objetivos son realmente comunes en todos, o si tiene la misma filosofía de trabajo que nosotros. Muchos de ellos pueden fingir estar de acuerdo con la dirección del centro por miedo a perder el trabajo, por eso nunca se verán implicados en la mejora de los proyectos Educativos del Centro ni participaran en las propuestas de mejora de la organización. De aquí la importancia de que estas directrices sean flexibles y evolucionen, ya que los intereses de la gente puede que vayan cambiando con el tiempo o que vayan surgiendo ideas que ayuden a su mejora en el caso de los integrantes más participativos.


De todos los apartados que forman un Proyecto Educativo de Centro, ya sea distribución del tiempo, organización académica del alumnado, elaboración y desarrollo, espacio, diversidad del alumnado, etc., me parece de gran importancia el de la acción directiva, entendida como un “proceso que debe estar orientado por los principios de participación, transparencia e innovación y por los valores propios de una sociedad democrática (A. Serafín “La acción directiva en las instituciones escolares. Análisis y propuestas”).


El gran problema de la dirección educativa actual es que nadie quiere dirigir un centro. La función del director supone demasiado trabajo y, a veces, enemistad con los compañeros, que sumado a la falta de formación de “directores” acaba dando como resultado un desempeño mediocre de la función. Si hacemos un repaso mental rápido y superficial sobre los diferentes trabajos en los que se precisa una función directiva (casi todos) vemos que en la mayoría de éstos el trabajador corriente difícilmente podrá tener un ascenso hasta llegar a convertirse el director de la organización o empresa, pero más difícil es todavía que el director recule en su posición para descender al puesto de trabajador corriente. Esto, lógicamente, en muchos casos comportaría una enemistad entre el nuevo trabajador (el director que pasa a ser trabajador) y el trabajador que ha estado anteriormente bajo las órdenes del director rebajado. Esto, no sólo supone una enemistad entre trabajadores, sino que, en cierto modo, representa también una vergüenza para el director, que ha perdido sus poderes para estar al nivel de sus compañeros. ¿Sería incómodo, verdad? Pues en el campo educativo esto sucede constantemente.


A modo de conclusión me pregunto que ¿cómo es posible que un profesor, probablemente con una carrera sobre la materia que está enseñando o, en los casos de primaria, habiendo estudiado magisterio, pueda desempeñar la función de la dirección escolar sin apenas formación para este nuevo cargo? Considero que las funciones que debe asumir la dirección del centro deben estar encabezadas por un profesional preparado con las actitudes y aptitudes necesarias para que durante el periodo que lleve la dirección del centro sienta inquietudes que ayuden a la organización a mejorar, en vez de ir haciendo “lo justo” y esperar a que pase el periodo en el que tiene que ser director, ya que muchas veces, por falta de recursos humanos, algunos docentes son forzados a ser directores. ¿Cómo van a trabajar desempeñando una función que no quieren? Para evolucionar y mejorar la dirección, y a su vez la organización, de los centros educativos, también hacen falta profesionales directivos entregados con los objetivos establecidos en el Proyecto Educativo y que se muestren críticos con lo presente para mejorar lo futuro y aplicar y gestionar correctamente todos los recursos disponibles siendo fieles a los ideales de la organización.


Joel R.

1 comentario:

  1. No estoy de acuerdo en que algunos docentes son obligados a tomar la dirección del colegio, a lo largo de mi carrera, he podido observar que depende el partido político de los alcaldes y sus colaboradores, muchas veces se nombran directores que distan mucho de una formación pertinente para ejercer dicho cargo, pero como es amigo "DE" lo o la nombran directores, curiosamente ganan los concursos dejando atrás docentes que sí tienen la formación profesional para hacerlo.

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